De mundos

Pensaba poner un poema pero me está dando guerra y no tengo mucho tiempo de momento para retocarlo a gusto. El comentario de Renton me ha dado qué pensar y al fin y al cabo tenía ganas de meter mano a esto de los blogs desde hace un tiempo. Suelen ser post peligrosos donde la gente se siente aludida principalmente por aquello de la susceptibilidad que yo mencionaba en mi respuesta... pero allá vamos, es un tema como otro cualquiera.

Lo he dicho, no suelo tomarme muy en serio este mundo. Entendedme, disfruto con él, me gusta leer a algunas personas y comentar en algunos blogs. Como ya sabéis mis gustos se inclinan más por los literarios o los que vierten ideas sin más y que no buscan conocer la vida que se esconde tras ellos. Por eso huyo de los memes y de los premios, algo que me pareció en su momento una solemne gilipollez endogámica. Pocas veces ví premios concedidos, alguno sí, ¿eh?, pero los menos, que fueran merecidos o un título de premio que no fuera lo suficientemente genérico como para no poder ser otorgado a cualquiera. Este tema me trajo más de una enemistad por el simple hecho de no darle demasiado importancia e incluso tomármelo a chirigota, pero eso, soy poco seria y poco de fiar.
Mis amigos aseguran que este mundo está lleno de locos, no les quito la razón, aunque siempre les advierto que no más que en el resto de los mundos que nos rodean. No les convence pero se trata de lo habitual: uno siempre desconfia de aquello que no conoce. Y al fin y al cabo ellos nunca me parecieron muy cuerdos, en la misma medida en la que yo lo estoy y os aseguro que no es mucha, aunque me lo callo por conservar las relaciones. Los amigos están muy caros y mejor no pemitirse esos lujos. Y esto me lleva al otro tema, al de la amistad virtual. Tengo amigos virtuales, claro, que han pasado al plano de la realidad y ahí permanecen pero en general la amistad me parece algo con demasiado valor como para a priori considerar amigo a cualquiera. Mi experiencia me dice que en este mundo la gente viene y va con demasiada soltura, no existen vínculos reales a menos que uno lo desee realmente y aún así se dan malentendidos tan frecuentemente que lo hacen difícil. Esos equívocos están en proporcion directa a una relación frágil y líquida (este término lo tomo de Bauman, me gusta su apropiación si de mundos virtuales se trata: como un líquido, parece que lo puedes coger al contemplarlo pero si intentas atraparlo se escurre entre los dedos y aparecen vacíos; y esa es su finalidad real, lo vacuo) en las que nadie se juega nada y no existe compromiso real por ninguna de las partes. En mi caso conocer a alguien y valorar si merece la pena o no su permanencia en mi vida, o yo en la suya, siempre me ha llevado tiempo y mucho, mucho esfuerzo. A veces digo que soy afortunada por la cantidad y calidad de la gente que hay en mi vida pero no es cierto, no es suerte, ha sido trabajo y ha sido vida... piel, ha sido piel y eso por mucho que deseemos no se da mirando una pantalla. Existen excepciones pero son las menos e imagino que algunos de vosotros ya lo sabréis.

No estoy descubriendo América, lo sé, hago lo de siempre, pensar en voz alta que es para lo que utilizo este trasto. No niego que existe la otra cara de la moneda: la cercanía ante pensares y vivires que se dan entre nosotros. No desprecio su valor pero trato de situarlo en su justa medida y no perder de vista la fragilidad de un vínculo que la mayor parte de las veces desaparece en cuanto te llevan la contraria. Salvo excepciones no es el mejor mundo para ejercer ningún tipo de crítica y esa es la razón de que no pueda tomármelo totalmente en serio. Me fastidia la complacencia, no creo que conduzca a ningún lado que merezca la pena si de conocimiento se trata: ya sean pensamientos o personas de carne y hueso.

El tema de narcisismo ya lo dejo para otro día, mejor, sí, ¿no os parece?