Desde que hace años ví aquella película de un Lugar en el Mundo se me quedó la costumbre cada vez que llego a una tierra no pisada por mí, de pensarme tomándome un año sabático y desdibujándome en ella, emborronar hojas, una tras otra y sentirme abrigada por ese lugar y sus gentes. El cine me ha hecho tanto daño como la literatura, lo sé. Imágenes utópicas pero que ayudan a calibrar deseos o gustos.
Ya dije que soy de Norte, mis vacaciones crecieron en su verde, en esas gentes serias y sobrias que me inspiran confianza, se toman su tiempo para entregarse y a mí me gusta el tiempo y la lentitud para según qué cosas, los vistazos por encima sólo en la lectura rápida y cuando se trata de leer sin interés o por compromiso. Pues las personas como las hojas, similar, renglones en los que detenerse y releer por placer y descubrir poco a poco sin prisas. Adivinar su peso y consistencia sin premura.
Y sin embargo en el Sur guardo dos de mis lugares, de mis imágenes: en el Cabo de Gata y en el Barrio del Albahicín en Granada. No hay razón para ello, o sí, únicamente las mías, tan repletas de sensaciones como de piel y en exceso complicado de explicar. Pero esta vez no fue así, no ayudaría el hecho de ir al pueblo más farandulero y de cartón piedra de todo Huelva. Una ermita más parecida a una catedral a escala, hortera y pomposa preside el pueblo. Sólo faltaba el boticario y el guardía civil aunque ni tertulias se darían en el café, el machaqueo de sevillanas por doquier no ayudarían mucho al pensamiento, ni siquiera al más vetusto. Gitaneo de Lacoste y nuevos ricos, o no tan ricos, que señoritos andaluces somos todos y a caballo y mira esa Virgen, tanta y tanta Virgen, con altares en cada rincón que bendicen estas casas. Los hombres del lugar, o forasteros pero rápidamente adaptados a esas costumbres tan salerosas, se sienten en la obligación de soltar requiebros y miradas descaradas que ya sabemos que las mujeres están para el solaz de nuestros ojos, cachos de carne con ojos, ellos que no ellas. Aunque muchas de ellas se esponjan ante su atención que “pa´eso son hombres y pa´esto estamos”. En la playa es otro cantar que cuando ven una teta al aire se sienten sorprendidos, no se miraran al espejo, ellas, no habrán tocado una, ellos. El golferio de puertas pa´dentro y a ser posible con otra que no sea la parienta que te respeto más que a la Virgen, ays esa Virgen del quejío que de alguna gruta saldrá, digo yo. De alguna caverna y no iba a ser Platón.
La España de charanga y pandereta, que cantaba mi poeta de infancia, y con más de un Guido me crucé, estoy segura.
La luz y las marismas, esas sí, pero su color no basta para pintar el resto.
La próxima a la Serranía de Huelva. Me comentaron que es la misma distancia que existe entre un zapateao con arte y el sucedáneo de los Marismeños al llegar a la sangre. Y es mucha, es toda. Eso espero.
20 comentarios:
Jejeje yo también vi aquella película pero no sé si me gustaría vivir ahí... demasiado cómodo... y por supuesto utópico cien x cien... no sé, quizá en unos años me apetezca, pero hoy por hoy, me quedo en esta jungla española ;-) Besitos.
Démonan, no hablaba de vivir allí, en realidad tampoco aquí, en ningún sitio definido... se trata de la idea que inspira la peli: tu lugar en el mundo y para mí el juego de pensarlo cada vez que visito uno nuevo...
Un beso!
Así es lo que así parece señorita.
Que por cierto llegué hace días de una ciudad sin apenas iglesias y menos santos, la Nueva, la Vieja y hasta una que me hizo mucha gracia, la única que tenía unos cuantos santos pintados; una iglesia clandestina. La mayoría pasaron a mejor vida, ahora convertidas en museos o centros cívicos.
¿Tal vez por eso la gente allí parece ociosa de verdad?
La "buena gente" es lo que tiene... La Sierra de Huelva yo la conozco sólo de paso, pero casi que te aseguraría que no es lo mismo, no,... Aunque los pueblos en fiesta con toros por doquier tampoco tienen desperdicio, y se igualan en lo universal: machirulez, mal gusto y "exhibición" permanente... Espero que por allí no tengan. Besos agosteños, y hasta septiembre...
Menuda radiografía, casi me da vergüenza de leerla....
Espero que la próxima parada sea mejor.
Besos.
Aynsss El cine y la literatura y esta capacidad critica o incapacidad de dejarla de lado y sonreir ante la ingenuidad de los piropos dichos por un barrigon de cerveza, de ojos inchados y una sonrrisa babosa como si se tratara de un chiste.....
Bueno yo aqui estoy como dices entre gentes extrañas garrapeteando hojas y hojas con ideas sin terminar entre vivencia y vivencia....( no recuerdo esa película)
Besos de arena y fuego
Xnem, creo que sí, así es lo que parece...a veces es tan sencillo que nos olvidamos. Viva la ociosidad, la real! Besote nada aburrido.
Cronopio, sí, en muchas partes cuecen habas, que decían... Y eso es lo universal, verdad? al menos lo intentan en este país a poco que rasques, ays! Besosss hasta septiembre, qué largo se me hará, malaje!
Toro, no fue tan mala, salvando la "radiografia" me lo pasé de fábula eso sí, sin cruzar una palabra con los de allí... jeje, borde soy, verdad? Besosssss
Fortu, y para qué recordarla? basta con garrapatear hoja tras hoja... y luego que me las dejes leer, eso sí... jeje. Besos con ascuas.
¡Ay niña Margot dónde te habrás metío! Y es lo que tiene la costa choquera, que ha perdido toda su esencia con el oleaje del turismo-feroz de chancla y peineta... que hasta los barquitos de pesca se han encogido de pena.
Pero la sierra es otro cantar, te lo digo de buena tinta.
Un placer estar de vuelta y reencontrame con tus letras.
sólo pasé hoy a saludarte. La peli es buena, los efectos que produce, son variados...
un beso.
si puedo paso luego (es tarde para mí)
Sabes mirar. Se nota nada más leerte.
Lo que pasa es que uno es más oso cavernario que lagarto y el sol me deslumbra demasiado.
O quizás aquel maldito empacho de "andaluzás" con que el franquismo sostenía sus esencias.
El caso es que, como buen animal crepuscular, sólo me encuentro bien de norte para arriba y de dieciséis grados para abajo.
Claro que leyéndote disfruto del sur como quien disfruta de los ojos que lo disfrutaron.
Besos grandes.
Isa, si es que me pasa por cocinilla, me meto en cualquier lado y claro... jajajaja. Seguro que la Sierra es otro cantar, iré.
Paso a leerte, qué gusto que vayais volviendo!!
El nombre, aquí te espero (poniendo huevos, me dió la tos y puse dos...) (canción infantil por estos pagos, jeje)
Ybris, en los últimos años voy descubriendo el Sur, desde que mudé en lagartija, y de todo hay. Pero sigo pensando que su luz es inigualable, eso sí, es muy distinta a la del norte y llena de color cualquier cosa pero... nada es perfecto, no? jeje. Al menos en este pueblo del que hablo, ays, qué pueblo!!
Besote que te va (te dije que estoy entusiasmada con tu regreso? dubidá!)
Si,yo también imagino cómo seria vivir en cada sitio que visito.Hasta ahora va ganando el sur, por esa luz que dices,alguno de esos pueblos sin pretensiones,cerca del mar...o Sevilla,cuando florecen los azahares y las rosas blancas de la plaza Murillo.Aunque de vez en cuando se rompa el encanto.
Pero otras sólo querría transitar sin fin :)
Besos luminosos, lagartija***
De todos los lugares en el mundo (no en vano, el personaje se llamaba Ernesto) siempre recuerdo con laegría un espacio verde a las afueras de Madrid, por Zarzaparrilla...
Besos gordos!
Mi soplillo, transitar sin fin, ese sería el único lugar sin lugar, ummm, me seduce la idea! te vienes? Besote al aire.
Reaño, o la importancia de llamarse Ernesto del personaje en cuestión, ¿"Zarzaparrilla"? jeje, pero sí, te entiendo, uno de los lugares en el mundo: verde y alegre. Tengo uno similar, creo, al tuyo, te dije?
Beso verde al alimón, mi Bixo.
¡Qué mujer tan guapa!
Cuando llegaron a mi pueblo, al sur de Chile, emigrantes españoles, sus consortes traían la belleza de lejanos pueblos.
Me recuerdo de don Antonio, gitanillo mágico, loco. Mis primas mayores enloquecieron con sus besos brujos y se desmayaban estremecidas.
Mi infancia fue de guitarras en llamas, bailes vertiginosos hasta la amanecida y ese cantar de hontanares que aún resuenan en mi alma...
Me pasa casi al revés: de una tierra sin cielo, así que te imaginarás lo que añoro. Y el cante, el jondo, con el que ni el más rancio franquismo pudo a pesar del empeño. De chulos y babosos: nos sobran en todos los puntos cardinales, te lo dice una del Norte. Pero no sé porque entro en la crónica, me teneis todos hartita con vuestro asueto de treinta días al año a cambio del resto con cara de mala leche. No, no me cuentes lo de más apreciable por escaso, que te respondo a lo Marx y por un plato de lentejas.
Del resto, dime lo que quieras, estoy engordando de tanto comerme tus letras.
stoy engordando de tanto comerme tus letras.
Hasta las teclas se me revuelven. Anda, mánda a las que sobran de vacaciones.
El cine me ha hecho tanto daño como la literatura, lo sé
Ja, ja, fantástica frase. Espero que no tenga copyright porque pienso utilizarla cuando venga al caso.
Saludos.
¿eras tú la que tomaba el sol detrás de la duna , cerca de los enebros y los pinos ?
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