Lo que yo te diga

Tú, ¿yo?, sabrás, ¿sabré?.

Imbuida de ese ánimo que ofrece dar importancia a las cosas importantes, y tenemos dividida la tarea, yo lo que tiene importancia y ella todo lo importante, haré algo que me pone de los nervios, que me ataca tanto amílbar, que las moscas van a la miel y todo se pega y ahora qué hago yo con tanto dedo pringoso... pero se me pone y lo haré. Hablaré de vosotros. Innecesario, pero encuentro un gusto malicioso últimamente en hablar de lo innecesario a pesar de que ya esté dicho de una forma u otra, aunque sólo sea explícitamente por una vez, por hoy.

Toro, Dalia y Kay. De los primeros y debe ser como ese primer amor que rompió el himen, que para qué estará me digo yo, el himen, el que sea, no el amor, ese nunca sobra aunque una no le dé al misticismo que hay adicciones más divertidas y probablemente menos dañinas. Desde aquellos tiempos de la cuerda y los pies tiznados, ya ha llovido sobre nosotros, Toro con sus poemas que despiertan mis mañanas e ironía querible en dos direcciones, Dalia con los vientos leves aunque vengan mal dadas, un soplillo suave, y Kay el políglota epistolar ya sea en poemas o en cuentos sádicos o tiernos. La loca Grandchester, mi vertiginosa Loca y Michael detrás, delirantes como yo pero en otro acento, abracadabras del lenguaje y sus coplas. No sé en qué orden vendríais luego, llegaríais a este puerto de naufragios que son los míos, a veces de resplandores pero sin el Nicholson que ese sí que da miedo. Cronopio y nuestra complicidad de gruñones evocadores, punkis sin parche a los que arrebataron el del ojo pero no el de las rodillas, a pesar de todo. Lila, Vida, que aparece de tanto en tanto envuelta en música. Fortu de manos de arcilla, cuentos fuertes y tajantes últimamente que me tienen tan seducida como sus esculturas. Colombine, el silencioso y desde la ausencia intermitente, siempre acierta. Xnem, Fraguel de viajes y dador de fotogramas que guardo en una caja amarilla, un pequeño sol en láminas. Manolo, mi amigo, no suele aparecer el muy cabrón pero nos vemos de tanto en tanto y para qué. Como el desconcertista, George, que casi nunca me lee pero me sabe, al tomar una cervecita me dice que estoy rara, que se pierde si me lee. Heriberto, el de las costas bellas y sus cuentos saben a sal en la lengua o en los dedos. Reaño y Madrid, ahora Lima, déjame que te cuente limeño, y me deja, mi Bixo de tejados negros. Rain y ahora Iggix, los otros limeños que pienso en garúa y desde un Callao. El ratoncito, siempre pululando y deprisa que no tengo tiempo, el del admirado Séneca. Las que llegasteis con él, o ya no recuerdo, India de igual a igual, cómplicidad al leer, ¿será la edad? Churra, me sucede otro tanto en sus días cantados y Letras con sus historias a pinceladas desde el otro lado del charco. Male, una mala racha la tiene cualquiera, deshinbidida a corazón abierto, y así me gusta. Pedro, siempre que lo leo hago Glup y por eso me costó poco entender el nombre de su blog, imágenes surrealistas, el mejor Larrea, te lo digo yo. Cacho de pan, multiblog y cada palabra justa y lírica, su nick me hizo reir desde el principio. Ybris que me serena con sus escritos o comentarios, me sucede con él, tan necesitada yo de la calma. Isa y sus fuegos artificiales ya sea en imágenes o palabras. Licantropunk mi cartelera particular y ahora busco en el Emule que esa no me la conozco. Perseo y su humor crítico, una estocada en cada risa. Mentecato, otro nick sonriente, y sus ánimos. Y el resto, que aparecen cada tanto y los que quedan por llegar, que bisontes no nos falten...


Y así debería sentirse Alicia cada vez que atravesaba el espejo. No tengo ninguna duda.