Hay un color plomizo en el ambiente pero no pesa, claro, ¿cómo iba a pesar? El mar está de por medio y tengo alma de pirata desde aquella vez que tirando al blanco me tocó una pata de palo y me dije, ¿por qué no? Pirata va a ser mejor que Guillermo Tell con aquello de la culpabilidad si yerras y a pesar de no ejercer y porque el sable lo perdí, por eso, pero me quedó una astilla del armazón del buque y el retal de una vela ya amarillenta que guardo como reliquias, yo tan poco amiga de atesorar cenizas polvorientas pero éstas no son cenizas, son pieles y hablamos de palabras mayores. Es muy temprano aún, siempre soy la primera en levantarme porque me gusta mirar en silencio, en el mío, porque los marinos chuperretean su pipa con ojos enigmáticos y esa pose me gusta y no sé por qué se me viene a la cabeza una foto de Carlos Barral así, en un paraje parecido a éste, y yo no tengo pipa ni probablemente ojos misteriosos pero me consuelo diciendo que cualquier misterio, de haberlo, siempre está dentro porque de estar a la vista dejaría de serlo. Y ya no quiero ser Carlos Barral aunque leyendo sus últimos poemas nos parezcamos tanto durante estos meses. Y es curioso que mirando la bruma que levanta el mar delante de mis ojos sienta como soy yo quien va levantando el día porque no se trata del día y es entonces cuando quiero parecerme a mí, tal vez no ahora, hace unos años y sí, tal vez también ahora. Pero hace unos años, tantos, como cuando no era necesario sentirse a sí misma y palparse porque no había grietas, como mucho arañazos de zarzamoras que encima sabían bien si les dabas saliva y por qué ya no saben igual si me gustaba la lengua con ese ácido mezclada con el azúcar de su jugo. Pero no debo despistarme, da igual a que supieran, a que sepan ahora, no te gusta el regodeo aunque te lo quieras permitir de vez en cuando sólo que no conduce a nada y te estás perdiendo esta luz, que allí ni por asomo del sol, no pienses salvo si se trata de identificar el olor y la pesadez de la sal o el aroma de las jaras o ese otro que te ha hecho recordar todo lo anterior porque huele a los veranos de tu infancia y sigues sin saber, como entonces, qué hierbajo es.
Y luego aparece el resto y ya son los buenos días despeinados y la mañana crece en cafés y tostadas con mermelada de zanahorias. Y no me gusta el zumo de naranja envasado porque sabe a polvos y Belén comienza a gemir muy alto como en esa escena de cuando Harry encontro a Sally y tardo unas décimas de segundo en relacionarlo con mis palabras y me atraganto con la risa y la tostada. Y allí, riendo a carcajadas, veo que el día terminó de levantarse y yo con él. Y como un conjuro extraño, porque incluso con los escépticos los hados se portan de allá pa cuando, llega una canción de la ventana de al lado Vivir para vivir sólo vale la pena vivir para vivir, una de las múltiples bandas sonoras de aquella infancia que compartimos con años de diferencia Belén y yo por cuenta de la génetica, y muertas de la risa otra vez brindamos con el zumo. El mío de manzana, of course.
21 comentarios:
Y a veces, envuelto en los recuerdos, me olvido de que palpo las grietas del presente, sí, aquellas que espero no condicionen mi porvenir ni el final de la película...
¡Bienvenida de nuevo!
Besos retornables
Conoces la canción de Serrat "Una de piratas", seguro que sí, bueno, igual no tiene nada que ver con tu post, pero me lo inspiraste, y te voy a dejar un trocito,
"Cuando los piratas son hombres enamorados
de una piel que huele a jazmines, rompen promesas
con sus hermanos de ayer
y huyen al amanecer
rumbo a un puerto que aún no ha puesto precio a su cabeza."
Hueles a jazmines o llevas un parche en el ojo, o las dos cosas?
Un beso para tí y para tu pata de palo.
Mmmm,moras a la siesta,polvorientas, calientes...cuando los mayores duermen...
Me molan tus viajes y tus paisajes.Brindo con zumo de pomelo,lagartija con parche en la cola :)))
Besos salados ***
Eres intensa.
Llevas alma de aventurera. Sabes dónde se palpa la densidad de las cosas.
Un beso.
levanta entonces aquella vela sobre su astilla, y q navegue serena mi aguerrida pirata sobre los mares profundos...
Desatunos frente al mar, con sensaciones compartidas, sin sabor a naranja aguada, recordando a Barral, que tantos desayunos así mantuvo...
Besos.
Esas, Kay, y que condicionen porque para eso se vivieron pero lo justito... jeje. Besosss en cacharrito amarillo, envasados al vacío.
Torito, huelo a caramelo de moras, palabrita que no paré hasta encontrar ese perfume y los ojitos sin parche pero empiezan a ser pocos los puertos que no han puesto precio a mi cabeza... ays! Un beso para ti de mí y de mi pata de palo.
Dalia, siiiiiiiii, esas siestas eran y meterse en el vallado del vecino gruñón y robarle peras y sacarle la lengua y correr, correr mucho... jajajaja. Besosssss salados pero de mar, soplillo muá.
Coblenza, no sé, más bien me llaman loca pero tambien que lo disimulo bien, ya veo que aquí no tanto... jeje. Palpar es un verbo bien chulo, sí cobli linda, a palpar tocan!! Besote.
Iggix ajá, no veas lo que da de sí una astilla... ufff. Abrazo te va atravesando el mar.
India, lo pensé aquel día de lo leído a retazos de su biografía. Seguro que le gustaría la mención... Besossssss.
Escucho tus risas y las de Belén, y son una música perfecta.
Bueno, puede que ya no seas la de antes, porque ahora, rica, ERES MAS LISTA, ESTAS MAS COMPLETA, y encima diferencias los zumos de polvos con los naturales...
Me gustas mas palpable, sí, y con heridas, porque eso es que has vivido, la otra, aquella que sólo tenía arañazos limpios, no sabía todavía que el secreto de ser feliz, tenía una canción de fondo que hablaba de la vida, y alguien a tu lado disfrutando otro zumo...
Brindo por ti, nena, por la de ahora¡
Es lo bueno de la mañana, sí, el silencio. Se puede pensar, hasta se puede soñar con aquellos piratas con o sin pata de palo que contaban mentiras de navíos nunca asaltados, de mares que no recorrieron. Sí, hace unos años cuando no había grietas.
La mía, con mermelada de arándanos, por favor.
A mediados del siglo pasado Madrid estaba muy lejos del mar.
Tardé veinte años en verlo y treinta en poder sentarme al alba a mirarlo entre brumas de dentro y de fuera.
Sé de todo eso: de querer ser pirata, poeta o simplemente aquel que cogía moras por los secarrales castellanos.
No he llegado a ser nada de aquello que quería, pero me sale un guiño en los ojos cuando leo a alquien que como tú sabe mirar (en) el silencio temprano.
Un beso.
El mar, el mar siempre comenzando
que decía Valéry.
Besos beverdes y redondos
Letras, ajá, y me gusta reir alto, como cuando canto. Aunque creo que río mejor que canto... no soy como tú, uys qué poco oído tengo para entonar!! Besote que va.
Male, todo tiene su aquel, su momento, y conciliar a la niña y la mujer nunca es fácil, se intenta, eso sí. Te dije que te abrazo fuerte? pues eso!!
Magnolio, el silencio... ummmm. De arándanos? seguro? eres un árbol dulce, eso mola. Y tendrás corteza azucarada, mola aún más... jeje. El café lo pongo yo, trato? Te gusta cargado o apenas manchado?
Ybris, yo tampoco he llegado a ser nada de eso pero.... en el silencio mañanero todo parece tan posible, verdad? pa qué más, digo yo! Un beso con la sorpresa e inmensidad que asusta, que da conocer el mar a cualquier edad.
Reaño, Valery me suena, tengo yo por casa un libro con una dedicatoria que... pero esa es otra historia... o no, es la misma que la de la canción. Besossss verdes vivo, vivos.
¡Cuidado con el mar! Sentarse frente a él, en la aurora o en el crepúsculo, sumerge en enormidades rítmicas que muy fácilmente tienden a escapársenos de las meninges... Miembros de la cofradía universal de los colgados por haber mirado demasiado al mar, ¡unámonos! Besos, más salados todavía.
Te tocó una pata de palo en la feria? De esas de plástico? Que güai! Pero a mi me mola mas el loro!
Veo perfectamente a Carlos Barral, con su melena, su piel morena –casi quemada- y su pipa a bordo de su barca de vela latina. Ya quedan tan pocas!
Odio el zumo de naranja de bote, no sabe a polvos, sabe a piel de la fruta! Y a polvos.
Por cierto bravo por Belén, eso es saber encarar un nuevo día, y mira yo también me alegro de parecerme cada día mas a mi, no queda mucho tiempo que perder queriendo ser otros, ya somos bastantes.
Riamos pensando el la fantástica luz del sur, junto al mar.
Antes muy muy cargados y en cantidad. Había que compensar el sueño no dormido.
Ahora acompañado, en cantidad intermedia. Justo que pueda llegar hasta las teclas, a esta mañana con nubes blancas como las hortensias, a ellas, al magnolio verde que te quiero verde al que debo mi nombre, a la mar aún sin tanta luz como la de todos los veranos que sin ella me muero, a la risa que también soledades me quita, al mínuto de todos los días de pensar en él, a toda esas pequeñas cosas.
¿Nos tomamos uno?. El azucar, lo pongo yo.
¿Tienes mal el reloj? Ahora son las 9 a.m.
Cronopio, entonces es eso!!! el mar y las meninges y cantidad de colgados por contemplar el mar sin protección... ayssss, ya decía yo... Besosss mi oráculo marino y salaó como un cachuete crujiente!
Xnem, que ná de plástico, de madera de abedul, además... y hace toc-toc al caminar y muevo la cabecita al compás!
Lo de parecerse a uno es como lo de estar encantados de habernos conocido, pues, guauuu.
Aqui marga, allí un amigo. Besossss al sur.
Magnolio, ya, antes... dobles y sin azúcar, negros, muy negros! ays, mejor no te cuento como son ahora. Pero a todo lo demás que sí, a la luz y a la risa sobre todo.
Compadre quiero cambiar mi cuchillo por tu manta... me dejas? y luego nos tomamos uno pero ya sabes que el mío amargo.
(Sí, el reloj va a su bola, como yo, y me dije... para qué cambiarlo? Ey, al menos el día es correcto! jeje)
Margot, llego cuando ya se fueron tus habituales visitantes/amigos.
Post por post, leyendo...
pensando en la simetría, los ritmos, transparencias...
salutes.
Recuerdo una foto de Carlos Barral, como un fauno. Sus fotos denotaban una personalidad interesante.
Parece que en vez de un zumo de manzana en el desayuno se tomaron magdalenas. Proustianas, claro.
Ha sido un gustazo descubrir tu espacio al que el azar me trajo para, entre otras cosas, dejar una leve huella bajo estos versos del gran Miguel Hernández, uno de los poemas más hermosos y una de las nanas tristes que él he leído.
Saludos...
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