Un día para cada cosa

Hoy me levanté pensando que tenía algo que hacer, una llamada imprescindible, luego recordé que durante la noche soñe con centros comerciales y que era el día de la Mamá. Llamada no puedo hacer salvo que practique la Wija - Jorge dixit- ¿se escribe así? y no tengo tablero de madera siquiera. Y luego pensé que sucerá dentro de unos años con Ana, mi sobrina, y Silvia, su pareja. Se acaban de a ir a vivir juntas pero en un tiempo, cuando su trabajo no sea un trabajo de mierda, y más ja, colmado de horas extras y salario de risa a pesar de su formación, y no hablo sólo de la académica que de esa ya parecen tener todos, se planteen tener un hijo y cómo lo harán para celebrar este día y quién recibirá los regalos, si será Ana firme candidata a quedarse embarazada porque ella esa experiencia no se la pierde y el útero es lo que cuenta, compañera. O el año que viene cuando Belén y Luisa tengan ya aquí a su precioso hijo etíope, de extrañados y grandes ojos negros, tan profundos como la pobreza que obliga a su padres a donarlos al primer mundo y qué sentirá un niño de otro color y con dos madres en una ciudad como Salamanca, donde se siguen pegando por unos papeles de otra vida para olvidar que hay problemas reales y más cercanos en la historia y en la realidad, ¿cómo será su escolarización? ¿ sus relaciones en el parque? O Elias y Jose que ahora tienen un perro y lo tratan como a un hijo a pesar de su sensatez pero cómo evitarlo si su deseo era educar un niño, un proyecto de ser humano que fuera un adulto más libre y consciente y que llevan años cuidando de nosotros sus amigos e ir a su casa es una fiesta porque la ternura y el mimo que recibes no te lo da ni dios, ese dios que con sus representantes en la Tierra reniegan de ellos, y ¡mira tú lo que nos importa! pero importa más ese día a día, las cercas que el resto de los humanos se habituaron a formar alrededor porque ese peso pesa y ya son siglos de poner diques al mar del libre albedrío. O pienso en Mercedes que tuvo que abortar dos veces porque la primera su pareja era un pedazo de cabrón y cómo narices dejar en manos de semejante energúmeno la domesticación de un bebé, que bastante es que lo sufra yo pero un niño es otra cosa, es la ilusión de crear un mundo mejor para él, y la segunda fue estar sola y un trabajo precario y cómo narices sobrevivimos.... O Raquel, la madre perfecta que tiene dos hijos, el primero superdotado y el otro con un retraso madurativo, y que luego me digan que la vida no es una puta que da risa, y no encuentra forma de encajar a ninguno de los dos en este proyecto nuestro tan educativo, cada vez más progresista y bla, bla, bla, pobre de ti como seas otro.

En fin, en cualquier caso felicitad a vuestras madres, les hace mucha ilusión, madre no hay más que una y a ti te encontré en la calle. Esa calle que nadie parece querer pisar porque las piedras se te clavan en las suelas y ¡ufff, cómo molestan!

Yo, mientras, voy a cambiar de amigos. O no, ni de coña.