De filias y fobias

-Me gusta el Principito. – Ya, y a mí pero tenía doce años, ya ha llovido desde entonces, incluso tronado y hasta el cielo cayó sobre mi cabeza un par de veces, galos de por medio. -Y el mundo actual no es mi mundo. –Ya, pero el anterior no sería mucho mejor, ninguno de los anteriores lo fue nunca, y en este al menos yo puedo votar y tener cartilla de banco sin la firma de un señor y no sé si me gusta, que no mucho, pero es mi tiempo. –Pero yo no soy una mujer y no puedo saber eso. – Ya, que no lo eres salta a la vista. – Es que mi novia de los últimos diez años me ha abandonado y lo que necesito ahora es una mujer que me comprenda y que me cuide. – Ya, es que a mí, si puedo elegir, me gusta que me quieran, no que me necesiten. – No te entiendo. – Ya, lo imagino. – Y prefiero la pasión desbordada de los jóvenes a lo que tú llamas la sabiduría de nuestros mayores, ese conocimiento me parece desengaño y amargura. – Ya, pues ya ves, parece que va a llover. – Soy poeta, ¿te dije? – Ya, ya no, no me dijiste. – Pero un poeta surrealista, a mí es que me encantan los simbolistas franceses y considero que la poesía que se hace hoy no merece la pena. - Ya, ¿conoces a Gamoneda? – ¿Quién es ese? – Ya, ¿has leído a algún poeta que haya escrito después del XIX? – No, es que a mí me gusta Rimbaud. – Ya, te leo algo de Gamoneda. – Bueno, un lenguaje muy convencional, ¿no? – Ya, a veces se trata de conceptos, mira tú porque el lenguaje lo utilizan hasta los niños. – No te entiendo otra vez. - Ya, lo imagino otra vez.- Pues ayer estuve paseando de noche por El Retiro y me sentí fatal. – Ya, y eso? – Unos cuantos hombres me hicieron proposiciones y me molestó sobre todo su lenguaje, tan gráfico. – Ya, verás, serían chaperos, no se andan con chiquitas. – Pero es a que a mí me molesta el lenguaje tan poco educado y delicado. – Ya, es que los chaperos follan, no hacen el amor. Además follar es una palabra denostada pero muy chula, su raíz etimológica significa “tomarse un respiro”. – No creo que se deba superficializar así el acto amoroso. - Ya, bueno, hay quien lo considera un acto gimnástico, casi peor, ¿no? O una forma de asegurarse el futuro, como los seguros de Santa Lucía. – No sé, me cuesta seguirte. – Ya, a veces sucede.



Maytechu, Pepito Grillo de mis días, también de mis tristezas sonámbulas cuando tocan, dice: la base de cualquier amistad es la admiración. Sin ella es imposible que dos personas sean amigos. Y las decepciones no son otra que la pérdida de esa admiración inicial que un día sentimos.


Ella sí, desde hace años, y lo que te rondaré morena.


Ya. Y ya.