De cuevas

Me gusta observar los procesos, procuro no pararme en un momento concreto porque sé que es una forma de errar. Nos enseñaron a pensar en principios y finales, transcurso de por medio, pero siempre a valorar los primeros, los extremos, y a mí no, a mí me interesa la sucesión, habrá a quien no, no lo dudo, pero en mi caso las pocas claves que obtuve fueron siempre en ese intervalo. Por eso leo mi blog y me hace gracia. De la declaración de intenciones inicial no ha quedado nada, o sí, mi cabezonería pero poco más.
Este nuevo blog fue el regalo de un amigo. Hasta el título. Me conocía lo bastante como para conocer mi gusto minimalista que llama él, mi preferencia por las pinturas rupestres sobre el Renacimento, pongamos por caso. Así que tomó elementos sencillos, sin efectos especiales ni distracciones, palabras y las imágenes que yo quisiera plasmar. Una plantilla blanca, despejada, poco más. Sabía que no podría resistirme y fue así. Yo le daría forma pero esa forma descubro que no es la mía, o sí, eso es lo divertido porque lo que se me escapó fue el contenido. Salvo extrañas excepciones elijo los blogs literarios, yo que sé, por llamarlos de alguna forma, lo lamento, no se me ocurre otra aunque exista. No me interesan las vidas ajenas, sí su forma de contarlas. Hablemos de forma sobre contenidos aunque en la vida real, ¿eso existe?, y tratándose de mí, sea al revés. Yo lo llamo pudor, pudor ante vivencias que no son mías, que no me pertenecen, que nadie te dió vela en este entierro, tú lee, disfruta y juzga lo justo, o juzga pero no condenes. Pero el estilo sí, el estilo no pertenece a nadie ni a nada, además surge entre letras, imágenes cuando se incluyen, ahí si puedo decidir si me gusta o no y condenar, of course. Y sé que mi intención primera en lo que a mi blog se refiere se ha ido al garate, el transcurso manda, siempre fue igual y lo olvidé. A mi manera terminé por plasmar una vida, un momento, un pasar y me temo que a todos nos sucede igual por mucho que intentemos evitarlo. Y no digo que haya que hacerlo, allá cada uno con sus preferencias, pero en mi caso, como delirante que soy, elijo la salvedad de lo obvio que para obvia ya está la vida y poco exige de mí, que no sea el mantenerme en pie.

Las pinturas rupestres, esas sí que me encandilan. Y vuestras letras.

Articular históricamente lo pasado no significa conocerlo "tal y como verdaderamente ha sido". Significa adueñarse de un recuerdo tal y como relumbra en el instante de un peligro. Walter Benjamin.