Mi ciudad siempre anda llena de gente, ayer pareció llenarse más. O no. Ante la algarada de días anteriores caminaba por sus calles y nada parecía distinto. Las mismas personas y ningún ambiente de acabose, el cielo no se oscureció ni cayó sobre nuestras cabezas y la buena gente, nada que ver con la gente de bien, se mezclaba con la mala gente y los tibios, un sábado como otro cualquiera. Claro que yo por Castellana me muevo poco y ayer no era el día más indicado para hacerlo pero unas pocas calles más arriba nada dejaba traslucir la "revolución" de los "libertad sin ira". De aquí a nada los veremos con el puño en alto, decía un amigo mío. Han cogido gusto a esto de las manifestaciones y los pobres, sin símbolos democráticamente correctos necesitan adoptarlos. ¡Qué le vamos a hacer!
Dicen que soy sensata así que la mejor forma de demostrarlo, y en contra de lo que opina esa derecha-derechona-derechista, tan de andar por casa que caracteriza este país, era irme al estreno de un documental que hablaba de la memoria, ese don que andamos perdiendo en estos tiempos de confusión ideológica y mesura personal, de clases desclasadas sumergidas en el mismo magma de consumismo idiotizado. De consignas que darían risa si no fueran tan demagógicas, tan de imbéciles sin historia, tan propias del no recuerdo-no pienso, tan al pairo de la inmediatez del anuncio en colores brillantes y el mensaje conciso y vacuo pero efectivo. Olvídense del pensamiento elaborado, please. Aún más del pasado, la mejor forma de tergiversar el presente y adaptarlo como un guante a cualquier gilipollez que se nos ocurra. El silencio y su coste, la tibieza y el suyo. Aún mayor.
Y allí estaba yo, viendo a mi trovador preferido, infancia mediante y una vida, su sonrisa, su fragilidad corporal que envuelve una voz enrabietada cuando debe serlo. Y esa mirada, ummm, ¡esa mirada! La historia de una canción, de su compositor y el grito, cantado, susurrado, el de la revuelta permanente contra el olvido y el silencio.
La coherencia y su coste, el crecer o tratar de hacerlo junto a ella. Nadie dijo que fuera fácil, nena, nunca lo fue, sigue sin serlo. Siempre las dudas acompañando como chinas incordiantes, el sentirse a un lado del camino, tan raro como un perro verde y encima con pulgas, a veces rabioso, siempre radical, te dicen. Desgasta pero... una tarde de sábado te encuentras con esa mirada, toda para ti, en pantalla grande, y con palabras que creías olvidadas, tan sencillas como el respirar, tan evidentes como tus zapatos y sonidos que entrecruzan la memoria. Y te das cuenta que siempre habrá un loco, un juglar incordiante, más de uno afortunadamente, muchos, más de los que dicen, que esa tarde de sábado te hará colocar al menos una pieza del puzzle. Y encaja.
Llach: La revolta permanent.
Porque todo parece pasar pero continúa si lo olvidas, amoldándose a los nuevos tiempos. Tampoco son tan idiotas... Algo burdos, eso sí, pero ya ni eso da la sensación de importar.
Dicen que soy sensata así que la mejor forma de demostrarlo, y en contra de lo que opina esa derecha-derechona-derechista, tan de andar por casa que caracteriza este país, era irme al estreno de un documental que hablaba de la memoria, ese don que andamos perdiendo en estos tiempos de confusión ideológica y mesura personal, de clases desclasadas sumergidas en el mismo magma de consumismo idiotizado. De consignas que darían risa si no fueran tan demagógicas, tan de imbéciles sin historia, tan propias del no recuerdo-no pienso, tan al pairo de la inmediatez del anuncio en colores brillantes y el mensaje conciso y vacuo pero efectivo. Olvídense del pensamiento elaborado, please. Aún más del pasado, la mejor forma de tergiversar el presente y adaptarlo como un guante a cualquier gilipollez que se nos ocurra. El silencio y su coste, la tibieza y el suyo. Aún mayor.
Y allí estaba yo, viendo a mi trovador preferido, infancia mediante y una vida, su sonrisa, su fragilidad corporal que envuelve una voz enrabietada cuando debe serlo. Y esa mirada, ummm, ¡esa mirada! La historia de una canción, de su compositor y el grito, cantado, susurrado, el de la revuelta permanente contra el olvido y el silencio.
La coherencia y su coste, el crecer o tratar de hacerlo junto a ella. Nadie dijo que fuera fácil, nena, nunca lo fue, sigue sin serlo. Siempre las dudas acompañando como chinas incordiantes, el sentirse a un lado del camino, tan raro como un perro verde y encima con pulgas, a veces rabioso, siempre radical, te dicen. Desgasta pero... una tarde de sábado te encuentras con esa mirada, toda para ti, en pantalla grande, y con palabras que creías olvidadas, tan sencillas como el respirar, tan evidentes como tus zapatos y sonidos que entrecruzan la memoria. Y te das cuenta que siempre habrá un loco, un juglar incordiante, más de uno afortunadamente, muchos, más de los que dicen, que esa tarde de sábado te hará colocar al menos una pieza del puzzle. Y encaja.
Llach: La revolta permanent.
Porque todo parece pasar pero continúa si lo olvidas, amoldándose a los nuevos tiempos. Tampoco son tan idiotas... Algo burdos, eso sí, pero ya ni eso da la sensación de importar.
Seré alè per a la revolta,
seré empar dels seus recel
si mirall del seu despit per l'univers.
Lluna, Astres.
17 comentarios:
La desmemoria: el eterno problema. No acordarse del daño irreparable que siempre causaron los grandes patriotas en este pais. Los himnos, las banderas, las amenazas. El implacable viento del odio. Ojalá pase de largo.
Saludos
Esa inauguración estaba llena de blogueros! Esta tarde he comentado en otro sitio de alguien que hablaba del aplauso al final del acto.
Sigo mañana que hoy es tarde y me quedan dos capítulos para terminar libro.
Uf! Que estrés!
tengo que verla y pronto . él ya se va . no se si ya lo ha hecho. llueven palabras mientras , llueven mentiras y confusión calculada . ¿podremos superar alguna vez la división y el odio? . mientras compraba el periódico un hombre de unos sesenta años dijo : "ellos mataron a doscientas personas , ellos pusieron las bombas , hay pruebas pero en el juicio no se sabrá" . ¿hasta donde llegará esta locura ? . yo ese día me dediqué a callar y vi el gran silencio.solo imagenes e introspección y trabajo.
Licantropunk, ojalá pase de largo, lo hará, seguro, pero... no querer recordar el daño te puede llevar al engrandecimiento de los enanos. Sólo hay que ver lo creciditos que nos andan últimamente... Saludoss varios.
Xnem, ya me contarás... señor liado entre letras.
Colombine, ya se fue... creo que hace un par de semanas dió su último concierto. Ojalá le llueva finito por los siglos de los siglos...
La última es aún más divertida, algo así como que la policía mató a los islamistas y tras congelarlos los dejaron en remojo hasta ponerlos en el piso de Leganés que explosionaron... de verdad que no es sólo política, es que me puede tanta idiotez, tanta desfachatez, a partes iguales.
Hiciste bien, el silencio es una opción tranquila... a mí me dió por uno de mis tardes simboleras y sobre todo por despejarme de esa sensación de arrinconamiento en la que nos andan sumergiendo... más ficticia que real pero... ahí está y necesitaba sacudírmela.
Que gente...., sólo les faltaba el uniforme.
Un beso.
Hola Marga!! Parece que nos movemos en un mundo muy parecido.
Me encanta el giro que le has dado a tus letras, de sobra podés manejar tu anterior blog. Te noto desatada, más incendiaria, un poco a lo Silvio Rodríguez cuando canta Me va la vida en ello.
Querida Marga: me ha encantado este post tuyo tan diferente de todos los anteriores. No es coba. Es verdad que es muy situacionista y emocional. La combinación de las calles próximas donde se confunde la gente buena y la gente bien está muy lograda. Me alegra que no se llenen las calles para recordar Vitoria, Montejurra, Atocha (parece mentira que nadie se acuerde que antes del 11-M hubo un 25-E-77 en el número 55 de esa calle), Arturo Ruiz, Mari Luz Najera.y etcéteras.
Me alegra que no convirtamos la memoria en odio. Es más no tenemos la menor idea de por dónde andan aquellos asesinos. Lo que es mejor nos importa un bledo.
Seguramente la “revolt permanent” tiene que ver con la memoria y el olvido. Menuda paradoja.
A mí también me gusta el Llach. Me parece muy dulce
Besos
Andaba yo también queriendo hablar sobre las calles llenas de trapos y banderitas tú eres rojas y muy gualdas, y sólo me salían sapos y culebras enroscados a sí mismos... La fusión-contraste con Llach y la peli sobre Campanades a mort casi que me parece la mejor manera de hablar de ello sin ni siquiera mancharse con el temita de las narices. Estoy harto de ellos: quiero que la calle vuelva a ser nuestra... Pobres los de Madrid, entre unas cosas y otras... De nuevo: ¡no pasarán!
Petons i força, que diria en Llach.
Torito, eso, que gentuza!! Besossss múltiples
Homosurfus, sí, te lo he dicho alguna vez cuando cuentas cosas de tu tierra. Pero es lo que yo me digo, la imbecilidad no tiene fronteras, aysss...
Desatada es la palabra... desamordazada? jeje. Y nada de mantener dos blogs, la esquizo no me da para tanto...!! Abrazote te va.
Manolillo muá, vale que intento contener el odio pero desde mi más preciada racionalidad deseo que:
los pasen por la quilla, desterrarlos a una isla de caimanes hambrientos y/o en su defecto que una bandada de cuervos les saquen los ojos...
Sigo siendo Marga, eim? jeje.
La dulzura nunca anda reñida con la batalla, la vida es asín...
Besosssss incordiantes pero no para ti, mi rey.
Cronopio, me costó, palabrita! contenerme y no soltar espumarrajos pero me da la sensación de que es lo que buscan y por ahí si que no paso... Aunque a veces me pregunto si no será precisamente eso, la mesura cuando ellos se ponen cafres, lo que nos pierde...
Eso o que Zapatitos me ande contagiando? no jodas!!! aysssss, ahora ya no duermo...
Petons todos con alé.
Me encuentro este blog por casualidad, y la casualidad ha hecho que el sábado 9 a las 5 de la tarde yo estuviese viendo en un cine de mi ciudad, Donosti, la peli de Lluis Llach sobre los sucesos de Vitoria-Gasteiz.
Hay lágrimas que duelen, pero también hay otras que unen y reconfortan. En ese cine hubo este tipo de lágrimas. Lágrimas de recuerdo y de amor.
Saludos y buena andadura.
El sábado vinieron unos amigos a casa y tuvimos que sortear hordas que empuñaban banderas anticonstitucionales con un pollo estampado en ellas...
Si son viejos, se puede hablar de desmemoria. Pero cuando son jóvenes, la palabra que acude a mi mente es desinformación. Porque además interesa que la gente esté así, que sea manipulable.
Besos libertarios y libertadores
Caye
Vaya tu sábado. Espero que la manifestación no haya empañado el disfrute del documental.
Vida idota es la que no conoce la memoria, la histórica y la personal que, en mucho, es producto de aquélla...
Puño en alto!
Yo estoy al borde del espumarajo permanente...y cuando les veo en esa "alegre y bonita manifestación":( o llamando ¡hooligan! a Zapatero,la verdad,no sé si reírme o ponerme a llorar.
Y verles sacar el papelito con la respuesta escrita en casa para responder a lo que sea que se haya dicho,a piñón fijo...es que son el colmo del cinismo.Buf, es que no puedo con ellos.
Besos, lagartija.
Ah, un tipo coherente Llach.
Kl, me gustan esas casualidades y también esas lágrimas, las que cuidan... Saludosss desde este escenario.
Kay, de ahí mi pesadez con lo de la memoria. Si la memoria no fuera conocimiento tal vez me jodería menos pero... van unidos y la falta de ambos crea problemas con el criterio, vaya, que provoca la imbecilidad mas supina!!! jeje. Besossssss liberados.
Heriberto, sólo un poco, no me dejé. Besossss para allá van.
Reaño, lo dicho. No hay otra forma. Besosssss desde mi zurda.
Dalia, así andamos... dan ganas de gritar a veces ante tanto cinismo del malo, verdad? aggggg.
Llach me gusta por eso, aysss, la coherencia!!
Besosssssss, soplillo en rojo.
dos cosas;
"Nocilla Dream" está mas que bien, a pesar de ser un escritor joven y esas cosas que tu dices.
2. Por alusiones a tu "insectario" letrístico. pasa por el mcRaven a hacer un vermutito exótico.
y 3. me están poniendo de la cabeza los vercinos y sus martillazoa, joe que son las 10!
¡Señor de las tinieblas!, ¿porqué me haces esto?, ahora que ya veo las costas del averno, me haces escuchar a estas sirenas maravillosas, sensatas e izquierdosas, que tanto me gustan. Gracias querida, me ha gstado lo poco que he leído, ¡volveré, y seré unos cuantos!
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