La mía se la comió el gato, ¿y la tuya?

9/7/07

Una estatua del Jardín Botánico

Es, era, el tiempo de las naranjas. La piel brilla si el sol cae sobre ella y adquiere un tono dorado y fresco como el sabor de los labios al morder una sandía partida por la mitad. Lo mejor es tumbarse entre las raices de un árbol y las horas se van en visitas al jardín botánico donde otros arbustos como ella luchan contra la sequía y las malas hierbas. Allí parada se puede esperar el paso de tragadores de sables que sin embargo no requieren su atención porque va volviéndose invisible como espectadora y sus imposturas han dejado de hacerle gracia y para qué. Y mejor soñar con trenes cargados de regaliz con sabor a cítrico en esas calles de pestañas levantadas donde los adoquines se clavan en las sandalias con un dolor divertido, demasiado planas pero hechas para observar a ras del suelo y las uñas pintadas de morado haciendo juego con el naranja de la mirada. Pasa las hojas del libro que lee con la misma pereza que levanta la vista para dejarla caer en ningún lado, hay pliegues en el aire que tienen la mala costumbre de no tener coordenadas y cómo sabes dónde andan si no fuera por el viento que las revuelve. Y se para en el color del Gingo y sus formas simples, las mismas que hace mucho tiempo Maca le enseño a valorar con sus grabados que siguen impávidos en las paredes de su casa, hojas sueltas trepando por los muros de todos los colores y a través de la placa de cobre respiraron y ahora lo hacen cada tarde al caer el sol, ella es capaz de oirlas. Sus mejores amigos fueron, siguen siendo, los empeñados en regalarle suspiros a través del tiempo, después de tantas vidas aunque el tiempo se obceque en situarlos de vez en cuando en el mismo punto de partida y les entre la risa, a veces el llanto o esos gemidos paralizados en la garganta. Pero basta con tragar, eso sí que son sables, lo saben , y no los que piden monedas por sus cabriolas. Y otra veces es fuego lo que escupen, por manitú. Sabe que ninguno de ellos nació con armadura suficiente para las batallas que habían de llegar, que la mayor parte de las veces se sienten ajenos o perplejos y otras simplemente asqueados. Que mastican rabia y sumisión a partes iguales, la domesticación necesaria para sobrevivir y a veces engañarse necesitando olvidar que nada fue como se lo contaron porque cometieron el error de contárselo entre ellos pero aquí estamos, se dicen, y seguimos contándonos, ¿no?

Por eso mira los arbustos y los piensa y el tiempo de las naranjas, ese también. Los gajos necesarios para que el azúcar siga dejando pegajosos los dedos. Como cualquier otro verano de hace ya tantos años.


19 comentarios:

TORO SALVAJE dijo...

La he entendido a la perfección, cada vez soy más estatua, más inadvertido, más paisaje y más entorno, y además me gusta que sea así, mirar los pliegues del aire, nunca había pensado en ellos, pero haberlos haylos, y verano a verano me voy yendo.

Besos.

el nombre... dijo...

ay! jamas se me hubiera ocurrido escuchar y/o contar lo que una estatua!
y eso que las admiro muchisimo!.
tu relato tiene algo que me deja como una nostalgia...
hasta pense en el autor de la estatua, como si su alma fuese la que siente, habla...



beso.

Margot dijo...

Toro, vámonos de juerga estatuil, se dirá así? jeje. Pero el tiempo de las naranjas también es para los amigos, una deja de sentirse estatua cuando los piensa... Haberlos, haylos... Besote pa ti!!

El nombre, no es nada nuevo lo que hago, hay demasiadas estatuas que hablan... nada nuevo bajo el sol que diría aquel!! jeje. Besote que te va

Kay dijo...

Menuda confusión veraniega me creas, reverenciada Marga...

Para poder estatuar estatuas de estatura hay que estamentar los estatutos del estado del estatubienestar dentro de un estatus quo estatuil... Digo yo, ¿no?

A sus pies, ama de los vientos

Caye

Margot dijo...

Kay, dígame qué? que el fuflo está en por cuá? jajajaja. Pues eso, que eso, querido amigo, jeje. A sus rótulas, señor mío...

Tanhäuser dijo...

Maravilloso, Margot. Contigo la mente rueda, sube, baja se devanea. Qué artistaza estás hecha.
Dejo estatuado un beso enorme para ti. Te lo has ganado a pulso, guapísima.

Pedro M. Martínez dijo...

Tiempo de naranjas y/o recuerdos. Tiempo, tiempo pasándonos por encima como una apisonadora. Me gusta cómo dices, lo que dices, lo que callas, me gustas.
Busco entre el fondo blanco y las fotos y seguro que un día te encuentro.
Ya lo verás.
Hoy tienen que ser besos apresurados, voy y vengo, corre, corre (me gusta cuando jadeas)

Cronopio444 dijo...

¡Ay los veranos! Ahora mismo me sumerjo yo en el mío, para dejar pasar las horas de esas tardes interminables perfectamente petrificado... Al menos, podemos compartir pasmos y fijaciones... ¿Vale? Pues eso. Besos sudorosos.

Anónimo dijo...

Qué remedio, tendremos que quedarnos lamiéndonos los dedos hasta que postees de nuevo. Divino.

Lametadas.

Margot dijo...

Tanhauser, me ha hecho gracia eso de artistaza, no sé por qué me ví bajando escaleras con una boa rosa... jajajaja. Gracias, resalaó!

Pedro, entre el fondo blanco y las fotos está... vaya usted a saber quién, la delirante number one? Me gusta más cuando jadeas tú, soy poco egoísta... jeje. Besazo, señor presuroso, los míos perezosos.

Cronopio!! de vuelta, guauuu. Las compartiremos, sí señor. Pues eso, pues vale... besos fresquitos a estas horas, ummm, qué gusto el aire.

Chico zorra, divina estás programada para el baile... tarareo, una canción de otro siglo, jeje. Lametones.

DaliaNegra dijo...

Hermoso relato,ese paraíso perdido en lejanos veranos me ha dejado la nariz impregnada de olor a naranjas y una tenaza en la garganta que,aunque trague, no suelta su presa...
Besos como soles,lagartija***

gemmacan dijo...

Dulce el texto, sereno como una estatua, y cálido como el verano.
¿Se puede pedir más? Bueno, ya que estamos, un gintónic para acabar la noche.
;)
Besos.

Heriberto dijo...

no sos una árbola estática, sos una nube que transcurre pacífica por el Atlántico.
Te mando un beso de escupefuego -sin regusto a kerosen , eso sí-

nancicomansi dijo...

Que universo tan rico y bello tenéis, dama fragante y surreal!!!
Que bello lo de los trenes cargados de regalíz, los adoquines que se clavan divertidos, los pliegues aéreos sin coordenadas...etc,etc,etc...
escribes como el sabor de un gajo de naranja estallándo entre los dientes...

besos mil.

Anónimo dijo...

Delante de tu texto, busco palabras que no encuentro para decirte, atravesada hoy también por tanto sable, o tal vez que tus naranjas se me han quedado atragantadas y no encuentro el azucar en mis dedos. Eso sí: la belleza de tus letras.

Margot dijo...

Dalia, pues traga... ya sabes! jajajaja. Los veranos son así, parecen tan pasajeros, verdad? Un besazo, soplillo muá, con sabor ácido del que hace cosquillas, no amargo, eim?

India, eso!! ummm mi bebida preferida, cuando ando de juerga... me invitas, morena? Bombay, please y mucho hielo. Un besote que te va!

Heriberto, ummm ese "sos" y encima nube sobre un océano... guauuuu, te lo has currado, mi señor de costas bellas!!! te has ganado un beso con sabor a regaliz. Que va y llega en nada, eh? ándate a vizor.

Nancicomansi, cenquiú señora de las ilustraciones... mientras disfrutes con mis letras bien vamos. Besos mil y uno, jeje.

Arbolillo muá, has mirado bien? has probado a rechupetearlos? mira que a veces está pero se nos escapa entre tanta contaminación... prueba de nuevo, venga va!!

Besos que os van a todos con zumo de naranja y muchaaa pulpa, ou yeah!

Dante Bertini dijo...

parece que el tiempo de las naranjas, de las estatuas, es también tiempo de recuerdos.
raro este verano: también a mí me llega melancólico.

Rain (Virginia M.T.) dijo...

es como una canción clara
clara, que se oye cuando la tarde del verano se convierte en noche.
:) abraxo.

Pierrot dijo...

Margot:

Que milagro! Imagino a esa estatua, (de la que no estamos tan lejos todos) sintiendo esa electrica acidez que recorre las lenguas cuando oímos la palabra "naranja". La imagino dandote las gracias.

Saludos desde Lima

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